La Selva
En el corazón de la selva hindú vive un tigre cruel y cobarde; SHERE KHAN. Una tarde, buscando una presa fácil, nota la presencia de unos leñadores reunidos alrededor del fuego. Avanza lentamente, sin hacer ningún ruido, pero calcula mal su impulso y cae sobre las llamas. Lanza tal rugido de dolor, que retumba en toda la selva; los leñadores asustados huyen, abandonando a un niño pequeño.
Cerca de su cubil, papá lobo escucha un ruido. Intenta ver qué es lo que sucede y descubre al hombrecillo más bonito que jamás haya llegado al cubil de un lobo. Papá lobo lo agarra delicadamente con sus mandíbulas y lo lleva a su cubil para mostrárselo a Raksha, la mamá loba.
El niño sin mostrar nada de miedo se pone a jugar con los lobeznos. Después, fatigado, se acurruca para dormir en el tibio regazo de Raksha. Los lobos deciden adoptarlo y le dan el nombre de Mowgli, es decir, la pequeña rana, porque no tiene pelo en el cuerpo.
Pero Tabaqui, el chacal, ha visto Mowgli en el cubil. Acude ante Shere khan todavía dolorido por las quemaduras, y lo conduce hasta allí, donde reclama su presa con rabia. La terrible Raksha se prepara para luchar y morir incluso antes de abandonar a su hombrecito.
Ante tanta energía y coraje Shere Khan se asusta y huye jurando vengarse. Mowgli crece entre los lobos. Una noche de luna llena es conducido a la Roca del Consejo para ser presentado, junto con los demás lobeznos, ante los lobos y su jefe Akela. Baloo, el oso pardo, habla en su defensa y Bagheera, la pantera negra, ofrece un toro a cambio de la vida de Mowgli.
Y así es como Mowgli es admitido a cazar con la Manada. Al igual que Mowgli, los lobatos van a vivir y jugar en la selva, aprender las Leyes y Máximas de Baloo para convertirse en muchachos y muchachas fuertes y leales.
Tu y yo somos hermanos y de la misma sangre
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